¿Deben comprar obra los museos para ayudar en épocas de crisis?


- El caso del Museo Pérez de Miami. En mayo de 2020, durante la pandemia, el Museo Pérez de Miami (PAMM) adquirió 8 obras porque "Como la principal institución de arte de Miami, PAMM debe hacer lo que podamos para iluminar la vibrante comunidad multicultural de artistas y galerías de la ciudad que han sido duramente golpeados por la crisis actual". El criterio fundamental es que sean "de aquí". Que sean, dice PAMM, "artistas representados por galerías con sede en Miami".

Esto de las compras de museos suena muy bien, pero en realidad es mucho más complicado de lo que parece.  Es que estamos hablando de un museo, que conserva esas obras en principio para siempre. ¿Y resulta que justamente en mayo de 2020 hay ocho obras que merecen conservarse para siempre? Si esto hubiera pasado hace dos años, ¿también las hubiera habido? Y si vuelve a pasar en mayo del año que viene, ¿también las habrá? ¿Y todo para llevarlas a los almacenes?

Y ya si aplicamos criterios de género, raciales o sociales, lo que probablemente es inevitable, más difícil todavía. Tiene que haber dos cuadros de artistas afro-americanas, dos de artistas... De hecho, "Además de la dedicación de PAMM para apoyar el paisaje artístico de Miami durante esta crisis, estas adquisiciones ejemplifican aún más el compromiso del museo de diversificar su colección con obras de arte de comunidades subrepresentadas, incluida la experiencia latina de los Estados Unidos, la diáspora africana, América Latina y el Caribe". Y resulta que como el arte durante siglos ha sido cosa de hombres blancos, pues ahora resulta que ya no hacen arte, al parecer. No se compra ni una sola obra de un hombre blanco.

Más complicado todavía. Como se trata de ayudar no sólo a artistas, sino a las galerías, resulta que la obra interesante que merece ser conservada tenía que estar diseminada. Si las 8 obras compradas hubiesen estado en la misma galería, no se hubieran comprado, porque entonces ayudabas sólo a una. Hay 8 obras de 7 galerías. Parece bastante claro que han ido y han adquirido lo que había en cada galería de acuerdo con unos criterios políticamente correctos previamente establecidos. No parece que se haya buscado lo mejor que se pudiera comprar para la colección, que se supone que es lo que un museo tiene que buscar. La selección parece haber sido del tipo: ¿qué tienen en la galería X -siempre de aquí, de Miami- de mujeres latinas o de un artista caribeño? ¿Esto realmente tiene mucha relación con lo que se supone que es arte? ¿Comprar una en una galería algo esté relacionado con un colectivo determinado porque hay dificultades económicas es un criterio para aumentar la colección de un museo?

Y luego, como hemos comentado, está el problema de que los museos suelen comprar -lógicamente- a los autores reconocidos. En este caso aunque pertenezcan a minorías no se compra precisamente a necesitados. Son autores que exponen en galerías -esto no lo puede decir todo el mundo- y que venden obras cuyo precio se expone con cinco dígitos.

Al final esto de comprar cuadros es como comprar entradas para ayudar a los jugadores profesionales de primera división... y sin que nada garantice que se han comprado entradas para un partido memorable.

- El caso del Reina Sofía. También en mayo de 2020 y también con motivo de la pandemia, la autodenominada Mesa Sectorial de Arte Contemporáneo publicaba una carta abierta criticando al Ministro. Entre otras cosas, solicitaba que el dinero se destinara a adquisiciones de obras de arte de artistas contemporáneos al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, cumpliendo escrupulosamente con la paridad y los criterios de género.

Valga lo dicho para el Museo Pérez de Miami pero con algún añadido. Los de Florida parece que compraban escultura y tenían espacio para ella. Pero es que el Reina Sofía evidentemente no lo tiene. Y entonces resulta que hay que comprar obra para el que el año anterior fue el noveno museo más visitado del mundo para que vayan a sus almacenes. ¿Es que es tan sencillo que haya obra de calidad para el noveno museo más vistado del mundo y es lógico con la economía maltrecha comprar para almacenar?

¿Y por qué se presiona para que quien compra sea el Reina? ¿No es lo normal que sea el comprador el que decida qué se hace con la compra? ¿Quién es la Mesa Sectorial de Arte Contemporáneo para decir lo que se hace con el dinero público? ¿Por qué ese interés en que sea el Reina Sofía el que compre?

El 10 de septiembre de 2020 el Ministerio asumía la petición y su web anunciaba la compra de cuadros para el Reina Sofía.

- Opiniones. Ya decimos que en primera instancia todo esto suena muy bien. Tal vez esto sea precisamente el problema, que suena muy bien. El museo apoya el arte local, sale en los medios de comunicación, entrevista al director, el alcalde les felicita... Pero, ¿realmente el museo ha hecho las mejores compras de arte que puede hacer? Al final la imagen es más la de un político diciendo "es oportuno" más que la de un profesional afirmando "esta obra vale porque...".

Hay otros métodos posiblemente más sensatos para ayudar a los artistas. Francia ayudó a los artistas contratándoles para dar clases y participar en talleres con niños. Estados Unidos en los años 30 les encargó la decoración de edificios públicos. Si lo que se pretende es ayudar, probablemente es más lógico un mural en la sala de espera de una oficina o en una estación que un cuadro en el almacén de un museo. Tate Gallery de Londres destinó las 100.000 libras del premio Turner a dar becas a 10 artistas.

Y hay que decir que tampoco está muy claro cómo termina todo esto. Muchos periódicos para anunciar las compras, pero ¿cuántos para presentar lo comprado? Quien recibe subvenciones tiene una serie de obligaciones de publicidad establecidas en la Ley de Transparencia si el importe de las subvenciones supera los 100.000 euros o el 40 por ciento de su presupuesto. Las asociaciones y entidades receptoras de subvenciones del Ministerio de Cultura incumplen esto sistemáticamente. Los receptores de fondos públicos simplemente no informan acerca de qué hacen con ellos. Y el portal de transparencia de la Administración del Estado siempre tiene un fallo informático cuando se accede al destino de las subvenciones. 


Ayuntamiento de Madrid y Comunidad de Madrid anunciaron también compras de obras artistas, aunque sin especificar el destino. ¿Anunciarán también qué compran, a quién, por qué y para qué? De momento no han establecido ningún criterio de compra, ningún sistema de seguimiento que permita saber lo que pasa, opinar...

Seamos realistas: las compras no ayudan "al arte", "a la mujer" o "a la juventud". Las compras para un museo ayudan a unas personas -muy pocas- que reciben un ingreso en sus cuentas corrientes y que suelen ser las que menos lo necesitan. Unos pocos artistas y unos pocos intermediarios venden obra para almacenar. Los criterios de selección no suelen ser profesionales, sino sociales o directamente políticos: son mujeres, latinos, de aquí, de allí... Lo de que hagan el mejor arte parece darse por supuesto. Y luego lo más delicado, que es lo concreto, tangible y efectivo: por qué el dinero va a la cuenta corriente de esta mujer y no a la otra, o a la de este artista latino y no este otro, no suele estar muy claro (y eso cuando se sabe a quién se le ha dado el dinero, que no es siempre).

Las compras de obras para museos en época de crisis no parecen el mejor sistema para ayudar ni al arte ni al propio museo. De hacerlas, al menos hay que establecer procedimientos lógicos, como es el caso de Alemania. Lo mas importante es que compra una comisión independiente que no puede recibir ofertas.
El programa compras se incrementó durante la pandemia, destinándose 3 millones a adquirir obras valoradas en menos de 20.000 euros. Se trataba de ayudar a muchas pequeñas galerías y a jóvenes. No nos parece el mejor sistema, pero al menos no es lo mismo que abrir la puerta a compras que nadie sabe muy bien -mejor dicho, que nadie sabe- cómo se terminan realizando.

Félix Pérez

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